1. Don Manuel María Rodriguez y García |
Nació en
Salamanca el 6 de mayo de 1846. Falleció en Sevilla el 28 de septiembre de
1900. Era hijo de Don Vicente José Rodríguez Bejarano, natural de Cáceres,
abogado en las oficinas provinciales de Hacienda de Salamanca, y luego en
Córdoba. Su madre fue Doña manuela García Villanueva, natural de Salamanca.
En Córdoba
cursó y aprobó la primera y segunda enseñanza. Se graduó Bachiller y Perito
Agrícola en Córdoba y, más tarde, Bachiller y Licenciado en la facultad de
Ciencias de la Universidad Central.
El año 1865
empezó sus estudios universitarios, él y su hermano Emilio, quien ya en 1900
era arquitecto provincial en Cáceres. El 17 de junio de 1867 se graduó, regresando
a Córdoba, junto con Don Manuel Burillo Santiago, su amigo y compañero de
estudios (posteriormente, consuegros, ya que Valentina Burillo casó con Luis
Rodríguez López-Neyra). Los dos cursos siguientes cursó estudios con Elizalde,
Lallave, Gorroño y Cámara. El curso siguiente cursó y aprobó las asignaturas del
Doctorado. Terminada la carrera, se dedicó durante algún tiempo a la enseñanza
particular y en septiembre de 1868, se crearon varias Universidades e
Institutos, tuvo puesto eb Vélez-Málaga, siendo uno de los fundadores más
entusiastas.
Posteriormente,
tras reñidas oposiciones, obtuvo la cátedra de Matemáticas del Instituto de
Figueras, de la cual se posesionó el 7 de febrero de 1873, cátedra que
desempeñó por espacio de más de once años, así como el cargo de Secretario de
aquel Instituto, donde se recordó su gestión administrativa como un acabado
modelo de orden y claridad. Al granjearse la estimación general fue llevado al
Municipio de aquella localidad como concejal primero y, más tarde, como síndico
y teniente de alcalde, donde trabajó con el mismo afán e incansable celo en
provecho de sus conciudadanos.
En 1880
contrajo matrimonio con la señorita Carmen López-Neyra de Gorgot y Deurrieu,
nacida el 20 de diciembre de 1850, en la iglesia de San Pedro de Figueras (La
Torre Galatea de Dalí, en Figueras, es la casa Gorgot, solariega de los
López-Neyra de Gorgot). De dicho matrimonio hubo cuatro hijos:
Manuel (Figueras
2-12-1880). Catedrático de la Facultad de Farmacia de Madrid.
Carlos
(Córdoba 12-03-1885). Catedrático de la Facultad de Farmacia de Granada.
Luis (Córdoba
21-09-1887). Ingeniero Agrónomo, número 1 de su promoción.
Emilio
(Córdoba 02-03-1890). Catedrático de Ciencias Naturales en Palma de Mallorca.
Convocada a
concurso de traslado una de las cátedras de Matemáticas del Instituto Provincial
de Córdoba, fue propuesto para la misma por Real Consejo de Instrucción
Pública, posesionándose de ella el 11 de agosto de 1884.
Precedido de
la reputación conquistada en Figueras, tardó muy poco tiempo en ser designado
para el desempeño de la secretaría de ese centro, a partir del curso 1889/90. Como secretario del centro, leyó las memorias
correspondientes sobre el estado del Instituto Provincial de 2ª Enseñanza de
Córdoba, en las solemnes aperturas de curso en los cinco que desempeñó tal
cargo, memorias que fueron editadas por el establecimiento tipográfico “La
Actividad”, de García Lovera 16. Siendo cada vez mejor conocido, le fue
conferida la presidencia de aquel Claustro y el ser nombrado por Real Orden, al
finalizar el año 1895, Director de aquel Instituto Provincial y del Real
Colegio de Nuestra Señora de la Asunción, adjunto.
2. Plaza de las Tendillas |
En el
Instituto y Colegio de internos, trabajó con solícito afán mejorando el
edificio. Terminó la fachada de este Centro a la calle Diego de león y actual
Plaza de las Tendillas, cuando al derribo de la antigua casa de los Bañuelos,
tan discutida por aquellos años, dio ocasión a que la construcción, terminada
en 1868 cuando fue director Don José Muntada, pudieran concluirse totalmente.
Mejoró enseres, la biblioteca, los gabinetes, las cátedras y todas las dependencias,
desde la sala al comedor, y desde los vestíbulos y patios de entrada hasta los
dormitorios, de tal manera que mereció calurosos elogios del Inspector general
de enseñanza cuando visitó el establecimiento, causando admiración las mejoras
realizadas y de que se pueda sacar tanto partido de la consignación limitada
que para material perciben los Institutos. Mejoró la alimentación del
internado, aumentó notablemente su número, satisfizo puntualmente todos los
gastos, las pensiones que las viudas de los Profesores tienen concedidas con
cargo a los sobrantes del Colegio y al mismo tiempo dejó un remanente después
de cubiertas todas las atenciones, comprobándose con esto que si fueron grande
su inteligencia y su celo, como Jefe y como Catedrático, no desmereció su
gestión como administrador de fondos y ordenador de pagos, quedando a gran
altura su probidad y su honradez, así como el acierto conquistado con su perseverante
trabajo.
Llamado por el
Sr. Rector del Distrito Universitario, y deseando adquirir más material para
hermosear el Centro de su cargo, aunque hacía varios días que no se encontraba
bueno, salió para Sevilla el 26 de septiembre, y aunque se había pretendido
disuadirle de su viaje hasta ocasión de mejor salud, ante el temor de que
retrasándole interrumpiría sus tareas escolares, porque hay que tener en cuenta
que en 28 años de profesorado no quiso obtener jamás ni una licencia,
manifestó, sin embargo, decidido empeño en salir y, en efecto, porque su esposa
con muy buen acuerdo y ante posibles contingencias, decidió el viaje en su
compañía. Feliz acuerdo porque al día segundo de su llegada se inició un
terrible ataque que le arrebató su existencia con el solo consuelo de exhalar
su último suspiro en brazos de su esposa. En la Memoria anual del Instituto,
escrita a raíz de su inesperado fallecimiento, se le tributa un postrer elogio
como “ejemplo permanente de dignidad, probidad, aplicación, celo y nobleza de
alma”.
De estatura
regular, color moreno, enjuto de carnes, ojos negros y expresivos, aspecto
bondadoso y profundamente simpático, solícito siempre en atender a cuantos a él
se dirigían, complaciente y resignado, de salud esquiva en sus últimos años,
por sus acerbos males de estómago y por las incesantes preocupaciones de sus
cargos. Aficionado a la caza, tenía un perro setter, animal que notó la falta
de su dueño, se refugió debajo de su cama y al cabo de una semana murió de
pena. Aficionado a la astronomía. Del noble afán de saber y elevado científico
que por aquel entonces existía en el Instituto cordobés da cumplimiento la idea
el que en ese mismo año de 1900 un grupo de profesores organizaron una
expedición científica a Argamasilla de Alba (Ciudad Real) sin recibir ayuda
económica de ningún organismo público ni privado, para obtener datos del
eclipse total de sol que hubo aquel año, y que en aquella localidad manchega
ofrecía especiales condiciones de visibilidad. Formaron la expedición, junto
con el Profesor Rodríguez García, Don Luis Olbés que luego pasó al Instituto
San Isidro de Madrid, y el siempre recordado Don Rafael Vázquez Aroca, que
aportaron a la oficina internacional, establecida al efecto, el fruto de sus
observaciones.
El matrimonio
Rodríguez López-Neyra vivió en la calle Barberos, hoy Hermanos López Diéguez
s/n donde nació su hijo Carlos, bautizado en la Parroquia de san Andrés, y a
finales de 1885 se trasladaron a la calle Valladares nº 20, donde nacieron Luis
y Emilio, bautizados en la Parroquia de la Trinidad.
Bibliografía:
-Rafael Ramírez de Arellano. Escritores cordobeses.
Segunda Parte. 1914
-Manuel Burillo de Santiago. Boletín de
Instrucción Pública. Órgano de Institutos, Universidades y Escuelas Especiales.
Número 438. Madrid 23 de noviembre de 1900.
-Juan Gómez Crespo. Ascendencia
cordobesa de los Rodríguez López-Neyra. Diario Córdoba de 26 de abril de 1970.
Colegio de la Asunción de Córdoba, obra de siglos.
-Fotografías:
1. Libro: El Profesor López-Neyra, sabio
andaluz. Figura 18
2. Panoramio.com